ENTRE DRAGONES Y PINGÜINOS


Web 1, 2 y 3...

22 de ene. de 2025 - #Informática

Estuve haciendo memoria con unos amigos sobre cómo era el mundo del Internet cuando éramos estudiantes. Eso me llevó a hacer un breve recorrido en el tiempo, donde simplificando mucho:

Entorno al 2005 estuve entre quienes compartían la ilusión por alcanzar una “web semántica”, enriqueciendo la estructura de la página web para poder inferir los contextos de las temáticas tratadas. Pensábamos que daríamos un paso más allá en la comunicación humana para saltar barreras idiomáticas en la comunicación… Pero aquello no sucedió porque la semántica derivó en SEO y las Redes Sociales. Esto nos guió hacia una progresiva centralización de servicios por parte de un pequeño grupo de proveedores para resultar en un régimen de tecnofeudalismo: se pasaba a tener un espacio pagando un diezmo mediante atención y datos, manteniendo la esperanza de que tardasen mucho en activar el modo señor oscuro:

“He modificado el trato. Ruegue para que no lo modifique aun más”.
→ Darth Vader en “El Imperio Contraataca”

Entorno a 2014, la gente de marketing trató de hacer ganar tracción al término “web3” para vendernos que llegaba un “cambio de paradigma inevitable” con el blockchain… que nunca cuajó porque, siendo sinceros, cuenta con muy pocas aplicaciones reales donde el coste económico de su implementación compense. Eso si, nos dejó el lenguaje de programación Rust. La también “inevitable Realidad Virtual“ y el posterior Metaverso tampoco tuvieron éxito, porque los dispositivos requeridos son bastante incómodos para su uso continuado, además de caros. Por ahora nos ha dejado unos cuantos videos en 360º de visión que podemos disfrutar en museos.

A partir de entonces, considero que hubo otros 2 grandes hitos:

¿Qué pienso a día de hoy? Pues percibo un mundo fragmentado. Por un lado está “la web comercial”, que busca venderme algo continuamente, y para la que me queda poca paciencia. Creo que estoy en una etapa de agotamiento, donde en lugar del FOMO (Fear of Missing Out, o “miedo a perdérmelo”) me rige el JOMO (Joy of Missing Out o “alegría de perdérmelo”). No tengo ganas de encontrarme un sinfín de contenido negativo. No tengo interés por leer algo que nadie se ha molestado en escribir, ni experimentar arte frío y sin alma. Por otro parte, me interesan mucho las comunidades alternativas que se están formando con el Fediverso (redes sociales distribuidas fines diferentes y protocolo común), la Web Sencilla y Gemini (el protocolo, el Gran Modelo de Datos no me puede parecer más irrelevante), donde el ritmo es más pausado y se plantea una relación más sana con la tecnología: no tenemos que estar conectados todo el tiempo ni ser hiperproductivos, sino tener tiempo para nosotros y nuestros sueños.

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