¿Realmente necesitamos que la última tecnología sea ubicua?
15 de may. de 2024 - #Informática
El mundo digital ha cambiado mucho en la última década. Nos encontramos a diario con términos como “la Nube” o “Inteligencia Artificial” dentro de contextos muy diversos. Como informática, veo su valor a la hora de resolver determinados problemas: tener una copia de seguridad extra de un documento, poder compartir rápidamente un trabajo concreto, ser capaz de escalar la infraestructura (ampliar o reducir los recursos informáticos dinámicamente, segun vaya aumentando o disminuyendo la carga de trabajo), o tener disponible de forma casi inmediata la capacidad de computación necesaria para realizar una extrapolación de cientos de datos en cuestión de pocos segundos…
Y sin embargo a menudo me hago la pregunta de si verdaderamente los usuarios finales necesitamos emplear dichos servicios tan a menudo, conociendo los costes e implicaciones subyacentes en estos productos:
- “cloud” (la nube) es el el ordenador de otra persona. Si ese tercero decide apagar sus máquinas, quedarse con tu información o incluso manipularla, estás vendido.
- “serverless” (sin servidor) es el servidor de otra persona. Si ese tercero hace cambios en la estructura del mismo puedes perder la capacidad de ejecutar el programa que habías puesto allí, y estás vendido.
- “no-code” (sin código) es el código de otra persona. Si ese tercero deja de mantener ese sistema intermedio, has perdido el trabajo realizado hasta la fecha, y estás vendido.
- “AI” (Inteligencia Artificial) son los datos de otras personas. Las ramificaciones legales y éticas de su uso bajo las condiciones actuales son infinitas, debido al proceso indiscriminado e inmoral de recopilación y tratamiento de datos que han realizado las compañías detrás de los modelos más famosos.
Habitualmente se disfraza el coste real de estos sistemas: en realidad son caros, y esas facturas astronómicas de luz y agua (para refrigeración de los centros de datos, por eso muchos se ubican en lugares nórdicos: el frío ambiental permite reducir ese gasto) hay que pagarlas, por lo que la diferencia de coste se suele costear mediante prácticas pocos claras. Lo habitual esa diferencia se cubra mediante la compraventa de los datos de los usuarios, pues ahora está de moda aglutinarlos sin repara en la calidad de esa información. Planteémonos por un instante si muchas ofertas pequeñas merecen la pena:
- ¿Necesitas crear y almacenar documentos en “la Nube” si no los vas a compartir conscientemente, especialmente si son sensibles? Quizás los puedas tener en un disco duro externo en casa.
- ¿Necesitas una “televisión con IA”, conectada a Internet todo el tiempo? Igual conectar una tele a un pequeño ordenador bajo tu control te permite obtener el mismo servicio de forma más respetuosa y duradera.
- ¿Necesitas tener cada sistema de tu casa hiperconectado a Internet? Quizás podrías plantearte el uso de una domótica local cuando es verdaderamente necesaria, respetando la privacidad de los mayores en tu casa.
Cada día nos están vendiendo que “el futuro” es renunciar a otro fragmento más de nuestra autonomía digital y nuestra privacidad, agregando el uso de esos productos “alquilados” a cada faceta de nuestra vida. Quizás no debería ser así, puesto que en realidad, esa última función que anuncian a bombo y platillo es innecesaria: deberíamos hacernos mirar ese diógenes digital que hemos ido desarrollando, y evaluar el factor riesgo-beneficio. Os dejo con esa reflexión.
⬆ #Cloud, #InteligenciaArtificial, #InteligenciaArtificialGenerativa, #LLM, #NoCode, #Serverless